La Ciudad de México se encuentra al borde del «Día Cero», el punto crítico en el cual la disponibilidad de agua no será suficiente para satisfacer las necesidades de su población, según advirtieron expertos durante la Semana Mundial del Agua en Suecia. Organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) alertaron sobre la gravedad de la situación.
México se posiciona como el segundo país con mayor estrés hídrico en América Latina, después de Chile. Datos presentados por el BID indican que el 35% de los 677.3 millones de habitantes de la región experimentan estrés hídrico, que varía desde medio alto hasta extremadamente alto.
Además, el BID enfatizó que la situación podría empeorar en los próximos años debido al cambio climático, el envejecimiento de la infraestructura y el crecimiento de las tasas de urbanización en la región.
Este sombrío panorama se suma a la advertencia emitida por expertos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en México, quienes han señalado que el «Día Cero» para la Ciudad de México podría llegar en 2028 si no se toman medidas urgentes para mejorar la gestión, uso y distribución del agua.
En un contexto global, las Naciones Unidas informan que actualmente más de 2,200 millones de personas en todo el mundo carecen de acceso a servicios de agua potable seguros. Además, se prevé que para 2050, al menos una cuarta parte de la población mundial podría verse afectada por la escasez de agua.
El BID subrayó que solo el 6% de la inversión privada en infraestructura en la región se destina a agua y saneamiento, lo que representa un amplio potencial para aumentar la participación del sector privado en solucionar este desafío.
Empresas como PepsiCo están tomando medidas significativas en este sentido. La multinacional tiene como objetivo de abastecer el 100% del agua que utiliza en zonas de alto riesgo hídrico para sus operaciones para 2025, a través del programa «Agua para el Planeta». En 2022, este programa repuso más de 1.7 millones de metros cúbicos de agua en acuíferos y llevó a cabo acciones de conservación en ecosistemas autóctonos.
La urgente necesidad de abordar el estrés hídrico en la Ciudad de México y en todo el mundo se ha convertido en un tema crítico, y la colaboración público-privada y la inversión en infraestructura son esenciales para enfrentar este desafío inminente
