La nueva orden ejecutiva pone en jaque a los gremios del sector público, limitando sus derechos laborales bajo el argumento de seguridad nacional.
NUEVA YORK/WASHINGTON.- En una acción sin precedentes en la historia moderna de Estados Unidos, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que anula contratos colectivos en el sector público y debilita el poder de los sindicatos en el gobierno federal. La medida, firmada discretamente la noche del jueves, se basa en una interpretación ampliada de la seguridad nacional para justificar la exclusión de diversas agencias de la regulación laboral.
Entre las dependencias afectadas se encuentran el Departamento de Estado, Defensa, Seguridad Interna, Justicia y hasta organismos como la Agencia de Protección Ambiental y la Comisión de Comunicaciones. La orden ejecutiva permite a estas agencias poner fin a contratos colectivos, eliminando de facto el derecho de los empleados a la negociación sindical.
Respuesta inmediata de los sindicatos
La Federación Americana de Empleados Gubernamentales (AFGE), el mayor sindicato de trabajadores federales, rechazó la medida y advirtió que afectará a cientos de miles de empleados, mientras que otras estimaciones elevan la cifra a más de un millón. Su presidente, Everett Kelley, calificó la orden como «ilegal y un castigo para los sindicatos que han desafiado a la administración Trump en los tribunales.»
Por su parte, la central obrera AFL-CIO denunció el decreto como «un intento descarado de silenciar la lucha sindical y eliminar el derecho fundamental de los trabajadores a organizarse», mientras que el sindicato automotriz UAW acusó a Trump de «pisotear las garantías constitucionales y eliminar la voz de los empleados sobre sus condiciones laborales.»
Una estrategia que recuerda a Ronald Reagan
Esta ofensiva contra los sindicatos recuerda la histórica decisión de Ronald Reagan en 1981, cuando despidió a 12,000 controladores aéreos en huelga, marcando el inicio de una era de debilitamiento sindical en EE.UU. Desde entonces, la afiliación gremial ha caído drásticamente, con apenas el 9.9% de los trabajadores perteneciendo a un sindicato en 2024.
Sin embargo, en los últimos años se han observado signos de un resurgimiento del movimiento laboral, con huelgas masivas en industrias clave y un renovado activismo sindical. ¿Será esta medida el golpe definitivo contra los sindicatos o servirá como catalizador para una nueva ola de resistencia?
El impacto político y social
Líderes demócratas han condenado la orden ejecutiva como un ataque directo a los derechos laborales y han llamado a la movilización. El congresista Greg Casar advirtió que Trump «está intentando destruir los sindicatos y los derechos laborales tal como los conocemos desde hace 100 años.»
A medida que la batalla legal se intensifica y los sindicatos preparan una respuesta, el futuro de los derechos laborales en EE.UU. pende de un hilo. ¿Estamos ante el inicio de una nueva era de represión sindical o el renacimiento de la lucha obrera? El desenlace podría definir el rumbo del movimiento laboral por generaciones.