El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha generado una ola de reacciones tras sugerir que su país debería tomar el control de Gaza, reubicar a los palestinos en otras regiones y transformar el enclave en lo que él llamó la “Riviera de Medio Oriente”.
Durante una reunión en la Casa Blanca con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, Trump afirmó que la mejor solución para la crisis en Gaza sería construir una nueva ciudad para los palestinos en otro lugar, permitiendo así que EE.UU. asuma la responsabilidad del territorio y lo convierta en una zona próspera.
“Se construyen viviendas de muy buena calidad, como una ciudad bonita, como algún lugar donde puedan vivir y no morir, porque Gaza es una garantía de que van a acabar muriendo”, declaró el mandatario.
Su propuesta ha sido recibida con escepticismo y críticas tanto dentro como fuera de EE.UU. Funcionarios y líderes árabes han advertido que la idea de desplazar a los palestinos no solo es inviable, sino que podría desencadenar una crisis humanitaria aún mayor.
El senador demócrata Chris Coons calificó la propuesta como “una locura”, mientras que expertos en política internacional señalaron que el plan de Trump recuerda estrategias colonialistas del pasado y podría desestabilizar aún más la región.
Por ahora, la comunidad internacional sigue analizando el impacto de estas declaraciones, mientras crece la incertidumbre sobre el futuro de Gaza y la postura de EE.UU. en Medio Oriente.