Israel lanzó un ataque aéreo en la capital libanesa, Beirut, después de que Hezbolá disparara aproximadamente 140 cohetes hacia el territorio israelí. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) describieron el ataque como «selectivo», y se reportaron al menos tres muertos y 17 heridos en un suburbio conocido por ser bastión de Hezbolá.
La ofensiva israelí dejó edificios y vehículos dañados en Dahieh, un área densamente poblada del sur de Beirut. Este ataque se produce en un contexto de creciente tensión, con intercambios de fuego transfronterizos intensificándose desde octubre de 2023, cuando comenzaron los recientes combates tras un ataque de Hamás contra Israel.
Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, criticó los bombardeos israelíes, calificándolos de «masacre» y «crimen de guerra», y advirtió sobre posibles represalias si la violencia no cesa. Por su parte, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, enfatizó que el país está entrando en una «nueva fase de la guerra», concentrando esfuerzos en la frontera con Líbano.
Las FDI instaron a los residentes del norte de Israel a mantener la precaución y a buscar refugio, dado el aumento de los ataques y la inestabilidad en la región. La comunidad internacional, incluida la administración estadounidense, ha hecho llamados a la moderación, buscando evitar una mayor escalada en el conflicto.