Las calles de Washington D.C. se llenaron este lunes con decenas de miles de simpatizantes de Donald Trump, quienes viajaron desde todos los rincones de Estados Unidos para celebrar su regreso a la Casa Blanca como el 47º presidente del país. A pesar del intenso frío y de los cambios de última hora en la ceremonia, la multitud mostró entusiasmo y esperanza, reflejados en consignas como “Trump lo arreglará todo”.
Toma de posesión bajo techo
La tradicional ceremonia de investidura en el exterior del Capitolio se trasladó al interior debido a las bajas temperaturas previstas. Este cambio dejó fuera a la mayoría de los asistentes que esperaban en el National Mall y cerca del estadio Capitol One, donde Trump planeaba dirigirse posteriormente para celebrar su triunfo con los seguidores que lograran entrar. Sin embargo, el recinto tiene capacidad para solo 20,000 personas, frente a las 220,000 entradas gratuitas distribuidas por el Partido Republicano.
Entre quienes desafiaron las temperaturas gélidas y esperaron durante horas, hubo resignación y desinformación. Mientras unos estimaban exageradamente que la fila abarcaba varios kilómetros, otros lamentaban no haber sido informados antes del cambio de planes. Algunos, como Travis Hopkins, de Ohio, incluso consideraron cancelar su viaje.
Euforia en las calles
La escena en las calles evocaba los mítines de Trump: gorras rojas, camisetas con lemas como «Papá ha vuelto» y sombreros proclamando que “Estados Unidos ya es grande otra vez”. Los simpatizantes, llegados de lugares como Florida, Misuri y California, se congregaron para mostrar su apoyo al líder republicano, cuya figura sigue siendo polarizante.
Dentro del estadio, aquellos que lograron acceder siguieron la ceremonia a través de pantallas gigantes. Trump, fiel a su estilo, firmó órdenes ejecutivas en un escritorio instalado en el escenario, simbolizando el inicio de una nueva era que promete desmantelar las políticas de su predecesor, Joe Biden.
Tensión y promesas de cambio
Cerca del recinto, miembros de los Proud Boys, una milicia extremista, se manifestaron bajo vigilancia policial, mientras un músico callejero interpretaba el himno nacional con una armónica, destacando las contradicciones y tensiones de esta jornada histórica.
La multitud, mayoritariamente compuesta por seguidores de Trump, resumió sus expectativas con una frase repetida: «Lo arreglará todo». Así, entre esperanzas, desafíos y divisiones, comienza un nuevo capítulo en la historia de Estados Unidos.