En un nuevo episodio de violencia en el Líbano, ataques aéreos israelíes han dejado al menos 25 muertos, incluyendo más de una decena en la localidad sureña de Qana. Israel reanudó su bombardeo tras una pausa de seis días, afirmando que su objetivo era un almacén de armas ubicado bajo un edificio de apartamentos, aunque no presentó pruebas que respalden esta afirmación.
Según el Ministerio de Salud libanés, desde el inicio de las hostilidades, más de 2,350 personas han muerto y más de 10,906 han resultado heridas en el Líbano. Los ataques también se dirigieron contra una reunión del consejo municipal en Nabatiyeh, que estaba destinada a coordinar labores de ayuda, resultando en la muerte de seis personas, incluido el alcalde de la ciudad.
La fuerza aérea israelí señaló que el objetivo del ataque en Qana era Jalal Mustafa Hariri, un comandante de Hezbolá. Este ataque ha evocado recuerdos trágicos, ya que en el pasado, la ciudad de Qana ha sido escenario de bombardeos con un alto costo civil, incluyendo un ataque en 1996 que mató a más de 100 personas.
El primer ministro interino del Líbano, Najib Mikati, acusó a Israel de «atacar intencionalmente» a civiles y advirtió sobre la realidad del conflicto en la región. Mientras tanto, Hezbolá respondió lanzando más de 90 proyectiles hacia Israel, lo que resultó en cuatro heridos.
Los ataques también se reanudaron en los suburbios del sur de Beirut, donde Israel había advertido a los residentes que evacuaran antes de llevar a cabo los bombardeos. Estos eventos marcan una escalada en las hostilidades que han desplazado a más de 1.2 millones de personas en Líbano desde el inicio del conflicto.
