Hace 36 años, la luz de la supernova SN 1987A llegó a nuestro cielo procedente de una distancia de 168,000 años luz, marcando un evento astronómico significativo. Desde entonces, los científicos han estado estudiando esta supernova en un esfuerzo por comprender mejor lo que sucede con estas formaciones estelares después de convertirse en supernovas. Ahora, gracias al Telescopio Espacial James Webb de la NASA, estamos obteniendo nueva información con un nivel de detalle sin precedentes.
La supernova SN 1987A se encuentra ubicada en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia enana que orbita alrededor de nuestra Vía Láctea. A lo largo de las décadas, diversas agencias espaciales de todo el mundo han estado monitoreando su evolución. Sin embargo, no fue hasta la llegada del Telescopio Espacial James Webb que pudimos observar esta formación celeste con una claridad y precisión excepcionales.
Además del James Webb, otros observatorios, como el Chandra, el Hubble y el NuSTAR, también han capturado imágenes de SN 1987A, cada uno utilizando diferentes espectros de luz para obtener una visión completa de este fenómeno.
Para lograr esta asombrosa cantidad de detalles, se utilizó la NIRCam (Cámara de Imágenes en el Infrarrojo Cercano) del Telescopio Espacial James Webb. Este instrumento es fundamental ya que permite capturar luz en el espectro infrarrojo cercano, lo que revela detalles que son invisibles al ojo humano y desvela estructuras ocultas detrás de las nubes de polvo espacial.
El análisis del James Webb ha permitido identificar diferentes estructuras en SN 1987A. En primer lugar, una estructura central con forma de cerradura compuesta por gas grumoso y polvo, que se formó a partir del material expulsado por la estrella en su etapa final. El polvo en esta región es tan denso que incluso el James Webb no puede penetrarlo, dando lugar a la formación oscura en el centro de la supernova.
Otra característica identificada es un primer anillo ecuatorial con forma de perlas, compuesto por material expulsado por la estrella miles de años antes de su explosión. Este anillo es notablemente más brillante debido a las ondas de choque generadas por la supernova.
Este anillo perlado se conecta a través de una banda exterior con otros dos anillos más tenues, creando una estructura similar a un reloj de arena.
Sin embargo, a pesar de las capacidades del James Webb, aún hay detalles que no podemos observar en SN 1987A, como la presencia de una supuesta estrella de neutrones en el centro de la formación. Los científicos calculan que, debido a la densidad de la supernova original, debería haberse formado una estrella de neutrones o un agujero negro en su núcleo. Lamentablemente, el gas y el polvo son demasiado densos para ser penetrados por los instrumentos del James Webb.
SN 1987A sigue siendo una estructura de gran interés para los científicos, ya que las estrellas de neutrones representan un misterio intrigante. Estudiar de cerca esta supernova podría arrojar luz sobre cómo se forman las estrellas de neutrones y cómo interactúan con el gas y el polvo circundantes.