Lo que comenzó como una charla informal en la sala de su casa en Guadalajara, terminó escribiendo una de las páginas más gloriosas en la carrera de Oswaldo Sánchez y en la historia de Santos Laguna. Fue Alejandro Irarragorri Gutiérrez, entonces presidente del club lagunero, quien tocó la puerta del legendario arquero para hacerle una propuesta inesperada: liderar un proyecto que buscaba salvar a Santos del descenso. Aquella tarde, sin contratos oficiales ni despachos de lujo, Oswaldo firmó un preacuerdo en una servilleta, dando el primer paso hacia una nueva era.
“Era el reto que estaba esperando”, ha compartido Sánchez en múltiples ocasiones. Tras haberlo ganado todo con Chivas y tener ofertas lucrativas, como la de Tigres, decidió apostar por lo emocional, por lo desafiante. Y encontró en Torreón una nueva motivación: revivir a un equipo con hambre de trascender.
En 2007, Santos Laguna adquirió de forma definitiva la carta del guardameta, sellando su llegada oficial. Durante los nueve años que defendió la portería albiverde, Oswaldo no solo ayudó a evitar el descenso, sino que se convirtió en referente e ídolo de la institución. Su liderazgo y carácter en la cancha consolidaron al club como protagonista del futbol mexicano.
Los frutos de aquella arriesgada decisión no tardaron en llegar. En el Clausura 2008, apenas un año después de su llegada, Oswaldo y Santos alzaron la Liga MX. Cuatro años más tarde, en el Clausura 2012, repetirían la hazaña. En el Apertura 2014, el arquero sumó una tercera estrella a su palmarés con la Copa MX, completando así un ciclo de éxitos que lo inmortalizaría como uno de los grandes símbolos del equipo.
Este pasado domingo, más de 15 mil aficionados se dieron cita para rendirle homenaje en un emotivo partido en el Estadio Corona. Oswaldo volvió a vestir la verdiblanca, rodeado de excompañeros de Santos y Chivas, en una noche cargada de nostalgia, gratitud y pasión por el futbol.
Una servilleta, una charla honesta y una decisión valiente marcaron el inicio de una historia inolvidable. Oswaldo Sánchez no solo fue el portero que salvó a Santos del descenso; fue el líder que lo llevó a la gloria.
