El camino hacia el emprendimiento no siempre comienza con una meta clara. A veces nace de la experiencia, de la necesidad y del deseo profundo de crear algo propio. Así comenzó la historia de esta mujer que, motivada por vender sus propias casas, descubrió una pasión inesperada: el mundo inmobiliario. Hoy, es la mente y el corazón detrás de una empresa que ofrece más que propiedades; brinda confianza, acompañamiento y una visión moderna de hacer negocios.

Mtra. Karla Verdeja
Administración y alta Dirección- Sector Financiero
“Empecé vendiendo mis propias casas. Contraté a inmobiliarias, pero terminé anunciándolas y gestionando todo el trámite por mi cuenta. Ahí fue donde comenzó mi interés por este mundo”, cuenta. Con una formación laboral en el sector financiero, vio en los bienes raíces una oportunidad de crecimiento personal, profesional y económico, pero sobre todo, una forma de inspirar a sus hijos: “Quería mostrarles que todo lo que sueñas puedes lograrlo con trabajo y esfuerzo”.
Compaginar su labor de madre con la de empresaria no ha sido fácil. “El mayor reto ha sido encontrar un equilibrio entre el negocio, mi empleo y estar presente para mis hijos”, comparte. La falta de tiempo, los sacrificios personales y la presión social sobre el rol de las madres emprendedoras han sido parte del camino. Pero con organización y una mentalidad resiliente, ha logrado crecer en un sector que muchas veces parece exclusivo para perfiles más tradicionales.
Y es que su enfoque ha marcado la diferencia: su negocio se distingue por ofrecer atención personalizada, estar en constante contacto con clientes y brindar asesoría más allá de la venta. “Quiero que tanto compradores como vendedores estén informados y seguros. La transparencia es clave en cada proceso”, afirma.
Además, su modelo incluye servicios de valor agregado como asesoría financiera, acompañamiento legal, y estrategias de staging para aumentar el atractivo de las propiedades. Todo esto ha generado confianza y, con el tiempo, una red sólida de recomendaciones.El mercado inmobiliario ha evolucionado. “Hoy todo es más dinámico y digital. El cliente ya no espera ver una lona afuera de una casa, busca propiedades desde su celular, con fotos, videos y descripciones claras”. Las plataformas digitales, las redes sociales y los grupos de mensajería son ahora las vitrinas más poderosas.
Entre las propiedades más demandadas actualmente están las de interés social, seguidas por casas con un valor de entre 1 y 2 millones de pesos, y luego terrenos o casas de nivel residencial. Sin embargo, el éxito de cada operación depende de múltiples factores: “El valor real de la propiedad, su presentación, la documentación legal y la claridad en los acuerdos son determinantes”, explica.
La experiencia le ha enseñado que una venta exitosa comienza con una promesa de compraventa clara, crédito aprobado, documentación en regla y comunicación constante entre las partes. “Es un trabajo de acompañamiento. El cliente necesita sentirse respaldado desde el primer contacto hasta que recibe las llaves”.
A futuro, busca expandir su red de colaboradores para ofrecer oportunidades a otras personas, especialmente a mamás que, como ella, buscan ingresos adicionales sin descuidar su rol familiar. “Quiero crear una plataforma más sólida, abrir una oficina tipo coworking donde también puedan llevar a sus hijos. Porque sé lo valioso que es tener un espacio seguro y flexible para trabajar”.
A quienes deseen iniciar en este mundo, les recomienda estudiar los procesos de compraventa y renta, ser pacientes, y estar abiertos a aprender de cada experiencia. “Es un negocio exigente, pero muy gratificante. Si te apasionan las ventas, si eres empático y organizado, puedes tener éxito”.
