A 23 años de su estreno original, Lilo y Stitch ha dejado de ser una joya de culto para convertirse en uno de los mayores éxitos recientes de Disney. Su versión en acción real, lanzada apenas hace 10 días, ha recaudado la impresionante cifra de 610 millones de dólares a nivel mundial, sorprendiendo tanto a la industria como al propio estudio del ratón.
Con un presupuesto de 100 millones de dólares y originalmente pensada para estrenarse exclusivamente en Disney+, la película fue redirigida a cines bajo la nueva estrategia de Robert A. Iger, actual CEO de Disney, quien en 2023 decidió reducir la producción exclusiva para streaming y volver a apostar por la experiencia cinematográfica tradicional.
El éxito ha sido rotundo. La cinta, clasificada PG, también contó con una fuerte inversión de marketing que ronda los 75 millones de dólares, y los expertos ya estiman que podría alcanzar 950 millones de dólares al final de su recorrido en salas, e incluso superar los mil millones si tiene buena acogida en Japón, donde se estrena este viernes.
Este fenómeno también representa una merecida reivindicación para Stitch, el carismático y caótico alienígena azul que, durante dos décadas, fue tratado como un personaje menor dentro del universo Disney. Desde su debut en 2002, la película fue recibida con cierto escepticismo por su estilo artístico poco convencional, pero con el paso de los años ganó un lugar entrañable en la cultura pop.
Aunque Stitch tuvo secuelas lanzadas directamente a video, una serie animada y hasta una atracción en Disney World (cerrada en 2018), nunca había alcanzado esta magnitud de popularidad. Hoy, vuelve a brillar, no solo como un éxito nostálgico, sino como un verdadero fenómeno global.
El impacto de Lilo y Stitch también fortalece la nueva línea de producción de Disney enfocada en revitalizar sus clásicos animados en formato live-action. Un ejemplo claro fue Moana 2, que también comenzó como serie para Disney+ y acabó rompiendo récords con 1,100 millones de dólares en taquilla.
Con una posible ganancia neta de más de 300 millones de dólares solo por venta de boletos, Disney celebra un nuevo triunfo, mientras Stitch demuestra que aún tiene mucho que decir… y gritar.