La Reserva Federal (Fed) ha decidido mantener sin cambios su tasa de interés por sexta reunión consecutiva, ubicándola en un rango de entre 5.25 a 5.50 por ciento. Esta decisión, esperada por el mercado, refleja la cautela del banco central ante la persistencia de la inflación.
La inflación se ha mantenido resistente, con el Índice de Precios de Consumo Personal general (PCE) acelerándose a un 2.7 por ciento anual hasta marzo, su mayor lectura en cuatro meses. Ante esta situación, la Fed ha reiterado que esperará a adquirir mayor confianza en una disminución sostenida de la inflación antes de considerar reducir su tasa de interés.
Jerome Powell, presidente de la Fed, destacó que, hasta el momento, los datos no les han proporcionado esa mayor confianza en la trayectoria descendente de la inflación. Esta incertidumbre sugiere que cualquier reducción de la tasa de los fondos federales está todavía al menos a un par de reuniones de distancia, según analistas de Wells Fargo.
La decisión de la Fed se produce en un contexto de crecimiento económico moderado, con la economía creciendo un 1.6 por ciento a tasa trimestral anualizada en la última revisión del PIB, por debajo de las expectativas.
El mercado no descarta que el primer recorte de la tasa de interés pueda ocurrir hasta noviembre, con una probabilidad del 44.0 por ciento, según el Chicago Mercantile Exchange (CME). Sin embargo, este movimiento estará sujeto a la evolución de los datos económicos, incluida la inflación y la nómina no agrícola que se publicará próximamente.
A partir de junio, el Comité reducirá el tamaño de su balance, disminuyendo la tenencia de títulos del Tesoro de 60 mil millones de dólares a 25 mil millones de dólares. Esta medida busca retirar liquidez de la economía.
En general, el tono de la Fed no ha sido tan agresivo, sugiriendo que los recortes de tasas aún están sobre la mesa. La decisión de mantener la tasa de interés refleja la prudencia del banco central en medio de un entorno económico y financiero incierto.