El Día de Muertos se ha convertido en una festividad clave para la economía en México, y Torreón, Coahuila, es un claro ejemplo de su impacto. En la región de La Laguna, el tradicional Pan de Muerto protagoniza el repunte económico, con una expectativa de producción de más de 100 mil piezas para esta temporada, según Pedro Ávila, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Panificadora (Canainpa). Este popular pan se disfruta no solo el 1 de noviembre, sino que su demanda comienza en octubre y se extiende hasta diciembre.
Panaderías artesanales y grandes cadenas compiten por el paladar de Torreón
Las panaderías tradicionales han trabajado intensamente desde octubre para satisfacer la creciente demanda, ofreciendo un Pan de Muerto artesanal sin conservadores ni harinas preparadas, y cuyo proceso de elaboración lleva entre seis y siete horas de amasado, fermentación y horneado, lo que resalta su sabor único y artesanal. Mientras tanto, las grandes cadenas también comercializan este icónico pan, pero los consumidores de Torreón parecen preferir la calidad artesanal de las panaderías locales, en especial por la autenticidad de su elaboración.
Innovación y variedad de sabores en el Pan de Muerto
Para atraer a todos los gustos, muchas panaderías locales han innovado en sus productos, introduciendo versiones rellenas de queso crema, Nutella y chocolate Hershey’s. Con precios que van desde los 12 pesos por pieza individual hasta los 70 pesos para versiones familiares, el Pan de Muerto se mantiene accesible, haciendo que cada familia en Torreón pueda disfrutar de esta tradición.
Promoción cultural y económica
Las festividades del Día de Muertos también se han visto impulsadas en las escuelas, donde la Secretaría de Educación Pública (SEP) fomenta el montaje de altares y el aprendizaje de las tradiciones mexicanas. Esto ha reforzado la conexión de los jóvenes y sus familias con el Pan de Muerto, convirtiéndolo en un símbolo no solo de la celebración, sino también de la identidad cultural y el orgullo local.
Con la temporada de Día de Muertos, Torreón no solo revive sus tradiciones, sino que se beneficia de un importante impulso económico gracias a la devoción por este pan que une a las familias en torno a sus altares y que año tras año se reinventa sin perder su esencia.