El anuncio del cierre del campus Torreón de la Universidad del Valle de México (UVM), previsto para enero de 2025, ha desatado un creciente malestar entre la comunidad estudiantil, que exige respuestas y soluciones viables para continuar sus estudios. Los estudiantes aseguran sentirse desamparados y temen perder becas, revalidaciones y, en algunos casos, hasta la posibilidad de graduarse.
Adrián Yair Medina Zárate, presidente de la sociedad de alumnos del campus, expresó el descontento de sus compañeros al afirmar que la universidad ha dejado a los estudiantes «lanzados a la deriva», sin proporcionar alternativas claras o satisfactorias. Según Medina, las únicas opciones planteadas por las autoridades son traslados a los campus de Saltillo o Monterrey, lo cual no ha sido bien recibido, especialmente por aquellos alumnos que están cerca de finalizar sus estudios.
“La universidad solo está pensando en sus intereses. Nos están dejando sin opciones reales para completar nuestros estudios”, señaló Medina, añadiendo que las propuestas de reubicación incluyen obstáculos significativos, como la revalidación incompleta de materias y la necesidad de iniciar de nuevo algunos cursos, lo que retrasaría aún más sus tiempos de graduación.
Los estudiantes del área de salud enfrentan una problemática particular, ya que se han reportado dificultades con la revalidación de sus estudios y los elevados costos de continuar su formación en otras instituciones. Además, persisten inquietudes sobre la validez de sus títulos ante la Secretaría de Educación Pública (SEP), lo que genera aún más incertidumbre.
Madres de familia y estudiantes se sienten traicionados, especialmente porque la universidad continuó admitiendo nuevos estudiantes solo días antes del anuncio del cierre, lo que muchos consideran un acto de “fraude”. Una madre de familia comentó: “Lo que vendieron fue una carrera completa, no un semestre. Esto es un fraude”.
Medina y los representantes estudiantiles han solicitado a las autoridades universitarias que ofrezcan una solución justa, que contemple alternativas reales, así como una compensación que permita a los estudiantes continuar con su formación en condiciones similares a las que tenían en Torreón. Aunque las clases siguen en curso, los estudiantes temen que problemas con la asistencia puedan afectar su capacidad para obtener los documentos necesarios para su traslado a otras universidades.
La situación sigue siendo tensa, con una creciente presión sobre la administración de la UVM para encontrar una solución que no perjudique a los estudiantes que confiaron en la institución para su educación superior.
