En un preocupante hallazgo que destaca serios problemas de regulación y seguridad en el suministro eléctrico, se ha revelado que dos de cada diez viviendas en la región Lagunera están utilizando el servicio de electricidad de manera ilegal. Esta práctica no solo implica una evasión de los contratos y costos asociados con el servicio, sino que también plantea riesgos significativos tanto para los residentes como para la infraestructura eléctrica.
Según los datos más recientes, se estima que en la región Lagunera, alrededor del 20% de las casas no cuentan con un contrato formal con las compañías eléctricas ni con medidores oficiales. Estas viviendas se «cuelgan» del servicio, es decir, utilizan la electricidad sin autorización y sin pagar por el suministro que reciben. Este fenómeno, comúnmente conocido como «enganche ilegal», ha sido un problema persistente en diversas comunidades de la región.
Riesgos Asociados con el Uso Ilegal del Servicio Eléctrico
El uso no autorizado de electricidad conlleva una serie de riesgos graves. Primero, hay un riesgo elevado de accidentes eléctricos, como incendios y cortocircuitos, debido a la instalación deficiente y la falta de mantenimiento adecuado de las conexiones ilegales. Además, las instalaciones no reguladas pueden afectar negativamente la estabilidad del suministro eléctrico en áreas cercanas, creando problemas de sobrecarga y fallos en la red.
Implicaciones para las Compañías Eléctricas y la Comunidad
Para las compañías eléctricas, la falta de contratos y medidores implica una pérdida significativa de ingresos y dificulta la planificación y el mantenimiento de la infraestructura eléctrica. Esta situación también afecta a los consumidores legales, quienes pueden enfrentar aumentos en las tarifas para compensar las pérdidas derivadas de los enganches ilegales.
Desde la perspectiva de las autoridades locales, esta situación representa un desafío considerable en términos de regulación y control. Las autoridades están trabajando para abordar el problema mediante la implementación de medidas más estrictas y la promoción de programas de regularización que puedan facilitar el acceso legítimo al suministro eléctrico para aquellos que actualmente se encuentran en la informalidad.