La crisis diplomática entre India y Pakistán se intensificó tras un ataque terrorista en Pahalgam, en el valle de Baisaran de Jammu y Cachemira, que dejó 26 turistas hindúes y un trabajador local muertos, y más de 20 heridos. El Frente de Resistencia (TRF), una rama del grupo pakistaní Lashkar-e-Toiba, se atribuyó la responsabilidad del ataque.
En respuesta, India acusó a Pakistán de apoyar el terrorismo transfronterizo, expulsó diplomáticos pakistaníes, suspendió visas, cerró fronteras y retiró el Tratado de las Aguas del Indo. Pakistán negó las acusaciones y respondió con restricciones al comercio, cierre del espacio aéreo y cruces fronterizos, y la suspensión del Acuerdo de Shimla.
El Comité de Seguridad del Gabinete de la India instó a los ciudadanos indios a evitar viajar a Pakistán y llamó a aquellos dentro del país que regresen lo antes posible. La comunidad internacional observa con preocupación la escalada de tensiones entre las dos potencias nucleares.