A pesar de la continuidad de aranceles elevados con EE. UU., varios bancos de inversión mantienen perspectivas positivas sobre el crecimiento chino, citando estímulos fiscales y expansión del crédito interno. El PMI no oficial Caixin se mantuvo en 50.4 en abril, justo por encima del umbral de contracción, y los analistas esperan un repunte en el segundo semestre.
El gobierno de Pekín ha desplegado medidas de apoyo a la construcción y al sector automotriz, incluyendo subsidios a vehículos eléctricos, para compensar la caída de exportaciones y evitar una desaceleración pronunciada.
Los líderes locales también flexibilizan regulaciones para atraer inversión extranjera directa.
No obstante, persisten riesgos: la alta deuda de gobiernos locales, el lento avance de la reestructuración de empresas estatales y la incertidumbre política en EE. UU. pueden limitar la eficacia de los estímulos.