La economía de Estados Unidos ha dejado atrás los temores de una recesión y ha confirmado su sólido desempeño durante el tercer trimestre, con un crecimiento del 4.9% anual, según informó la Oficina de Análisis Económico (BEA, por sus siglas en inglés).
Este aumento en el Producto Interno Bruto (PIB) es el más fuerte desde el cuarto trimestre de 2021, cuando se expandió un 7% a una tasa trimestral anualizada. Además, el dato correspondiente al período de julio a septiembre superó las expectativas, que se situaban en un 4.3% de crecimiento.
La BEA señaló que el crecimiento del PIB se debió a incrementos en el gasto de los consumidores, la inversión en inventarios privados, las exportaciones, el gasto de los gobiernos estatales y locales, el gasto del gobierno federal y la inversión en bienes raíces residenciales.
El consumo interno creció un 4%, y la inversión privada experimentó un aumento del 8.4%, siendo esta la mejor cifra desde finales de 2021. Las exportaciones también crecieron un 6.2%, la tasa más alta desde el segundo trimestre del año anterior.
El gasto del gobierno federal aumentó un 4.6%, y la inversión en bienes raíces residenciales se incrementó un 3.9% a tasa trimestral anualizada.
A pesar de las preocupaciones iniciales de que la economía de Estados Unidos se desaceleraría o incluso entraría en recesión en la segunda mitad del año, los últimos datos indican que la economía se está acelerando, desafiando las previsiones de los expertos.
Sin embargo, algunos economistas advierten que la fortaleza en el consumo y el gasto público no será sostenible a largo plazo, y se espera una desaceleración en el crecimiento en el primer semestre de 2024. A pesar de esto, parece improbable que una recesión se produzca a finales de este año.
El sólido desempeño económico de Estados Unidos es un indicio positivo para la recuperación económica global y puede tener un impacto en los mercados financieros y las decisiones de política monetaria en el futuro
