Los líderes del G7 discuten un plan de 50 000 M USD para infraestructura y salud en África subsahariana, con énfasis en energía limpia y resiliencia climática. El objetivo es movilizar inversión pública y privada para cerrar brechas de acceso a electricidad y agua potable antes de 2030.
Japón propuso un fondo de garantías para proyectos privados, mientras Canadá y Francia abogan por condicionalidad ligada a reformas de buen gobierno y lucha contra la corrupción.
La UE respaldó la iniciativa, señalando que reforzará la seguridad global y las cadenas de suministro.
Organizaciones de la sociedad civil africana pidieron que se incluya a jóvenes emprendedores y se priorice la transferencia de tecnología, para asegurar un desarrollo sostenible y creación de empleo local.