Cientos de miles de cubanos marcharon en La Habana el 1 de mayo para conmemorar el Día Internacional del Trabajador, en un contexto de aguda escasez de alimentos y combustible. El presidente Díaz‑Canel reconoció “dificultades extraordinarias” y prometió reformas para atraer inversión extranjera, especialmente de China y Rusia.
La marcha incluyó consignas a favor de la unidad revolucionaria y pancartas que reclamaban mejores salarios y acceso a servicios básicos, mientras la policía vigilaba de cerca posibles manifestaciones disidentes. ONG internacionales advirtieron que la inflación, cercana al 70 % interanual, podría alimentar protestas sociales si no se alivian las presiones económicas.
Expertos en América Latina consideran que el giro hacia alianzas con potencias no occidentales busca paliar el embargo de EE. UU., pero subrayan que, sin un cambio estructural en la gestión interna, las medidas externas tendrán un impacto limitado.