La construcción de la supercarretera Durango-Mazatlán no solo abrió paso entre la Sierra Madre Occidental y las costas de Sinaloa, sino que desveló tesoros arqueológicos ocultos durante siglos en estos abruptos parajes.
Durante las obras, un equipo de arqueólogos, bajo la dirección de Luis Alfonso Grave Tirado, identificó 85 sitios arqueológicos a lo largo de los 230 kilómetros de la vía, desenterrando vestigios de antiguas poblaciones que habitaban la región desde diferentes periodos prehispánicos.

Hallazgos Reveladores
De estos sitios, 65 se encontraban en el territorio duranguense, revelando detalles sobre los antiguos pobladores de la región. Principalmente, se identificaron campamentos temporales de cazadores, con evidencias escasas de obsidiana y pedernal, en la Sierra Madre Occidental, donde la autopista atraviesa 175 kilómetros de territorio serrano.
Los resultados se plasmaron en el documento «Del altiplano a la costa. Investigaciones arqueológicas de salvamento en la nueva carretera Durango-Mazatlán». Este documento retoma estudios anteriores, como los de John Charles Kelley en 1952, que descubrió una punta de proyectil de unos 12 mil años, cambiando la teoría sobre la ocupación de la zona.
Redescubrimiento Histórico
En la región de Guadiana, se hallaron terrazas, recintos semicuadrangulares y materiales cerámicos, representando ocupaciones tardías atraídas por las rutas de intercambio regional, sin restos de la cultura Chalchihuites, predominante en Durango.
La exploración también reveló hallazgos impresionantes en la Sierra, como en Hacienda Llano Grande, donde se localizó una zona de explotación de obsidiana que posiblemente tuvo un rol crucial en el posclásico.
Testimonios en Piedra
Estructuras circulares, recintos rituales, y herramientas terminadas como raspadores y puntas de proyectil fueron descubiertos en La Pirámide, un centro ecoturístico actual, indicando rituales vigentes entre los grupos originarios.
Un Legado Descubierto
A una década de la inauguración de la supercarretera, las investigaciones arqueológicas en la Sierra Madre Occidental ofrecen una ventana al pasado, revelando la vida ancestral que una vez floreció en estos parajes abruptos. Los vestigios culturales hallados nos conectan con los primeros habitantes, revelando su ingenio y perseverancia para establecerse en estos paisajes agrestes.


