A poco más de un mes de las elecciones presidenciales, algunos republicanos han comenzado a distanciarse de los recientes insultos de Donald Trump hacia la vicepresidenta Kamala Harris. Durante un mitin en Wisconsin, Trump la llamó «discapacitada mental», intensificando sus ataques personales en un discurso que inicialmente se centraba en la migración, tras la visita de Harris a la frontera entre Estados Unidos y México.
Trump afirmó: «Joe Biden se volvió un discapacitado mental. Kamala nació así. Y si lo piensan bien, solo una persona con discapacidad mental permitiría que esto le sucediera a nuestro país». En el pasado, también ha hecho comentarios despectivos, incluyendo que Harris «se volvió negra» y la ha llamado «estúpida», «débil» y «floja».
Ante la presión de sus aliados, quienes lo instan a enfocarse en temas como la economía y la migración, el senador Lindsey Graham, republicano por Carolina del Sur, comentó en «State of the Union» de CNN que la mejor estrategia es criticar las políticas de Harris. «Es una locura liberal», afirmó.
El congresista Tom Emmer, republicano por Minnesota, también se distanció de los comentarios de Trump en «This Week» de ABC, expresando que Harris es «la elección equivocada para Estados Unidos». A pesar de sus críticas, enfatizó que el enfoque debería estar en los problemas, reiterando la capacidad de Trump para resolver los desafíos que enfrenta el país.
Por su parte, el exgobernador de Maryland, Larry Hogan, candidato al Senado como republicano moderado, destacó las afirmaciones falsas de Trump sobre la identidad de Harris, recordando que ella se ha identificado constantemente como negra y del sur de Asia a lo largo de su carrera política, y que asistió a la Universidad Howard, una institución históricamente negra.
La presión sobre Trump y sus aliados para que cambien de enfoque se intensifica a medida que se acercan las elecciones.