Una tormenta política ha estallado en México después de que el Instituto Nacional Electoral (INE) ordenara a Morena suspender la gira proselitista de Claudia Sheinbaum Pardo, la aspirante presidencial del partido.
En una respuesta inusual, Morena y Sheinbaum han aceptado la orden y acordado cambios significativos en su estrategia de campaña.
El presidente nacional de Morena, Mario Delgado, anunció los cambios, que incluyen la realización de eventos cerrados dirigidos exclusivamente a la militancia, la difusión de información sobre las reglas electorales y la garantía de que las expresiones en los eventos sean conformes a la normatividad electoral.
Estos cambios llegan después de que el INE considerara que los actos públicos de Sheinbaum podrían violar las regulaciones electorales, al ser percibidos como actos anticipados de precampaña y campaña. El uso de expresiones como «primera presidenta en la historia de nuestro país» por parte de Mario Delgado en un evento reciente contribuyó a la percepción de irregularidades.
El anuncio también ha despertado controversia, ya que algunos afirman que estos eventos inicialmente destinados a la toma de protesta de Comités de Defensa de la Cuarta Transformación se convirtieron en actos proselitistas con prácticas como el acarreo y la entrega de despensas a cambio de apoyo en las elecciones de 2024, así como llamados a votar por Morena en diputaciones y senadurías.
Esta decisión no solo está generando debate sobre las regulaciones electorales en México, sino que también plantea cuestiones sobre la ética y la transparencia en el proceso político. La polémica está servida, y la opinión pública sigue de cerca los eventos que rodean a Morena y Claudia Sheinbaum en su camino hacia las elecciones.