La estadounidense Katy Perry inauguró ayer su gira “Lifetimes Tour” con un deslumbrante concierto en la Arena Ciudad de México, donde reunió a más de 18 000 fanáticos en un montaje de estética retro-futurista y narración por niveles, como si se tratara de un videojuego interactivo.
El show arrancó con un prólogo en pantalla que simulaba un “Game Over” y, acto seguido, la cantante descendió suspendida en una jaula luminosa para entonar “Artificial”. A lo largo de dos horas, Perry combinó éxitos como “California Gurls”, “Teenage Dream”, “Dark Horse” y “I Kissed a Girl” con reversiones oscuras y extendidas de temas más recientes, manteniendo un ritmo ininterrumpido de pop galáctico.
Uno de los momentos más emotivos llegó con el segmento “Elige tu propia aventura”, donde el público votó en vivo por canciones menos conocidas como “Not Like the Movies” y “The One That Got Away”, mientras Perry interactuaba de manera espontánea con sus músicos e incluso subía a algunos fans al escenario. El clímax emocional se vivió con “All the Love”, dedicada a su hija Daisy Dove, y culminó con “Firework”, iluminada por efectos pirotécnicos y un mar de luces de celulares.
Con tres funciones agendadas en la CDMX y fechas siguientes en Monterrey y Guadalajara, Katy Perry consolida su regreso a México después de casi cuatro décadas de relación con sus seguidores, quienes celebran su combinación de espectáculo visual, sonido contundente y cercanía con la audiencia.