El oro alcanzó un máximo histórico, superando los USD $3,000 por onza, al llegar a USD $3,004 en las primeras horas de operación, para luego retroceder a alrededor de USD $2,990. Este récord se da en medio de una creciente incertidumbre geopolítica, impulsada por las medidas arancelarias de Donald Trump y la inestabilidad en las negociaciones entre Rusia y Ucrania, lo que ha motivado a los inversores a buscar activos de refugio.
El metal precioso ha acumulado una ganancia del 14% en lo que va del año, y la reciente ola de entradas en los fondos cotizados en bolsa (ETF) de oro —cercanas a los USD $10 mil millones en los últimos 30 días— refuerza su posición como la opción predilecta para cubrirse ante la turbulencia económica.
Mientras tanto, Bitcoin, la mayor criptomoneda, se encuentra en territorio bajista. La criptomoneda ha perdido más del 20% desde su máximo histórico, cuando superó los USD $109,000 el 20 de enero, y se negocia actualmente alrededor de los USD $82,600, lo que supone una caída considerable. La tendencia se ha visto reforzada por salidas acumuladas de capital en ETF vinculados a Bitcoin, evidenciando la falta de confianza en el mercado digital en este contexto.
Este contraste entre el resguardo que representa el oro y la volatilidad que atraviesa Bitcoin refleja el clima de cautela en los mercados financieros actuales, donde la protección contra la incertidumbre se ha vuelto primordial.
Artículo de Hannah Estefanía Pérez / Diario Bitcoin