Hubo un tiempo en que ser idiota era una vergüenza.
Hoy, es motivo de aplausos.
Vivimos en la era donde la ignorancia genera likes, la mediocridad se viste de influencer y el ruido reemplazó al talento.
Sin conocimiento, sin preparación, sin siquiera la habilidad de hablar bien… y aun así, millones los siguen, los imitan, los idolatran.
Mientras tanto, las mentes brillantes, los artistas verdaderos, los que tienen un talento nato, son aplastados por comediantes de mal gusto y personajes vacíos que solo saben hacer ruido.
El éxito ya no se mide por lo que aportas, sino por cuántas vistas provocas.


