Siempre hablan del Chihuahua y del Xoloitzcuintle como los perros “mexicanos”… pero nadie menciona al verdadero ícono nacional: el Perro Amarillo.
No tendrá pedigree, ni nombre oficial, ni estatua en Paseo de la Reforma, pero todos lo conocemos.
Es el que aparece en las calles, en las taquerías, en los honores a la bandera y en cualquier esquina donde huela a garnacha.
Es ese lomito que no necesita invitación para colarse en una foto familiar.
El que te acompaña a media cuadra “nomás porque sí”.
El que mueve la cola aunque la vida no siempre le ha sonreído.
El Perro Amarillo es símbolo de barrio, de nobleza y de aguante.
El México que sobrevive, que quiere, que se deja querer… y que siempre está ahí, aunque nadie lo nombre.
Porque si hay un perro que representa al país entero,
es él: el héroe anónimo, el amigo de todos, el verdadero perro mexicano. 🐕🇲🇽💛

