La Secundaria Estatal José Santos Valdez, ubicada en Durango, ha causado controversia tras publicar en Facebook que destruyó los teléfonos celulares decomisados a sus alumnos, además de otros objetos «prohibidos» como marcadores, desodorantes, cinturones y gorras. La publicación fue rápidamente eliminada debido a la intensa reacción negativa de la comunidad.
El incidente ocurrió durante una ceremonia de honores a la bandera el pasado lunes, cuando los maestros, con el aparente consentimiento de los padres de familia, procedieron a destruir los dispositivos y artículos confiscados. La escuela defendió la medida en su publicación, argumentando que fue realizada con la aprobación de los padres y como una forma de hacer cumplir el reglamento escolar.
Reacciones y Críticas:
A pesar de que la escuela afirmó haber contado con el consentimiento de los padres, la acción ha recibido críticas en redes sociales. Muchos usuarios han cuestionado la decisión de destruir los celulares, destacando que estos dispositivos son esenciales para la comunicación en casos de emergencia, especialmente en regiones afectadas por la violencia y la inseguridad.
Los críticos argumentan que los teléfonos móviles permiten a los estudiantes mantenerse en contacto con sus familias, lo que es particularmente importante en un contexto de creciente preocupación por la seguridad.
Acciones Posteriores:
La controversia ha generado un debate sobre las medidas disciplinarias en las escuelas y el equilibrio entre la autoridad escolar y los derechos de los estudiantes. La comunidad educativa y los padres de familia están ahora en discusión sobre cómo se deben manejar los artículos confiscados y qué tipo de sanciones son apropiadas en el ámbito escolar.
Este episodio resalta la necesidad de un diálogo continuo entre escuelas, padres y estudiantes para encontrar soluciones que respeten tanto la disciplina como los derechos fundamentales de los jóvenes.